Peligroso organigrama de bandas criminales por dominio de ollas en Cúcuta y cómo se asesinan por el territorio
En la ciudad fronteriza de Cúcuta, una guerra territorial entre bandas criminales ha desencadenado una ola de violencia que amenaza la seguridad y el bienestar de sus habitantes.
Los AK47, Los Porras y Los Manzaneros (liderados por alias ‘Pepino’), están inmersos en una sangrienta disputa por el control de las ollas, los puntos de venta de droga que se encuentran distribuidos en zonas clave como el Canal de Bogotá, el Parque Lineal, la zona céntrica y el terminal.
La alianza reciente entre Los AK47 y Los Porras ha intensificado el conflicto. Estos grupos, unidos bajo un interés común, han lanzado una ofensiva contra Los Manzaneros.
El asesinato del padre de alias ‘Pepino’ ha exacerbado las tensiones, desatando una serie de homicidios en la ciudad. La violencia no se limita a enfrentamientos armados; las bandas también utilizan amenazas de muerte para intimidar a sus rivales.
Según fuentes extraoficiales, Los AK47 y Los Porras han enviado un ultimátum a Los Manzaneros: abandonar la ciudad o enfrentarse a la muerte por bala o explosivos.
La estructura de estas bandas revela un complejo organigrama de poder y control. Los AK47, previamente liderados por Jhoswar Saúl Hernández Sanabria, alias ‘Saúl’, operan en El Sebilla. La captura de ‘Saúl’ en Valencia, Venezuela, con cinco bloques de marihuana, un arma y una granada, fue un golpe significativo para la organización.
‘Saúl’ es acusado de ser el autor intelectual del asesinato de 11 personas en el barrio Pueblo Nuevo en agosto de 2022. Sin embargo, la captura de líderes no ha detenido a la banda, que continúa sus actividades bajo nuevos líderes.
Ever Carreño Corredos, alias ‘Porras’, dirige su banda homónima desde la cárcel. A pesar de estar tras las rejas, ‘Porras’ mantiene el control sobre sus operaciones a través de un ejército de sicarios. Con más de 200 homicidios atribuidos a su orden, su influencia se extiende por toda la ciudad, consolidando su poder mediante el miedo y la violencia.
El Tren de Aragua, una organización criminal transnacional, también tiene presencia en Cúcuta, controlando Cerro Norte y extorsionando a los residentes locales. La presencia de este grupo añade otra capa de complejidad y peligro a la situación de seguridad en la ciudad.
La alta violencia y los asesinatos que se registran en Cúcuta son el resultado directo de estos enfrentamientos entre bandas criminales por el dominio territorial y la venta de droga.
Los ciudadanos se encuentran atrapados en medio de esta lucha, viviendo con el constante temor de la violencia que los rodea. Eventos recientes, como el funeral de José Luis Pabón Ojeda en el barrio San Miguel, donde la música, la pólvora y los disparos crearon un ambiente de tensión extrema, ejemplifican el nivel de inseguridad que enfrenta la comunidad.
En respuesta a esta crisis, la Alcaldía de Cúcuta, liderada por Jorge Acevedo, junto con la Policía Metropolitana de Cúcuta, han intensificado sus esfuerzos para frenar el accionar de estos grupos criminales.
Operativos de seguridad y estrategias de intervención se han implementado para desmantelar las estructuras de estas bandas y restaurar el orden en la ciudad. La captura de alias ‘Saúl’ es una muestra de los logros alcanzados, aunque el camino hacia la paz y la seguridad sigue siendo arduo.
La guerra entre estas bandas criminales por el dominio de las ollas en Cúcuta no solo representa una lucha por el control de lucrativas actividades ilegales, sino que también constituye una grave amenaza para la sociedad en su conjunto.
El esfuerzo constante de las autoridades locales es crucial para enfrentar este desafío y devolver la tranquilidad a los ciudadanos de esta importante ciudad fronteriza. La colaboración de la comunidad y el respaldo continuo a las fuerzas de seguridad serán vitales para superar esta crisis y construir un futuro más seguro para todos.