La última movida del santismo en la campaña de Gustavo Petro
Por Fernando Álvarez
Ha dado mucho de qué hablar el cambalache que acaba de hacer Juan Manuel Santos al mover sus fichas en la campaña de Gustavo Petro, cambiar a Roy Barreras por Juan Fernando Cristo. Peón por peón, luego del autojaque que se hizo el primero con las burdas maniobras que se salen de cualquier tablero, expuestas por la revista Semana.
Santos dejó hace rato de ser el listillo jugador de póquer, ahora se comporta como un verdadero ajedrecista, ya que Gilberto Rodríguez Orejuela decidió irse a mejor vida para darle paso a un nuevo estratega del mal y endosarle su remoquete.
Las jugadas sucias que relevan los petrovideos, donde Roy Barreras, al mejor estilo de Tataglia o Clemenza en El Padrino, aplica las órdenes de Santos, no salieron bien. Pero la reacción puso en evidencia que el expresidente Juan Manuel Santos decidió, cual apostador de casino, poner sus fichas en todas las campañas. Y ojo que no sería extraño que también las tenga camufladas en las sedes del ingeniero Rodolfo Hernández.
Pero de lo que se trataba era de hablar de otro Santos, el de Cambalache, Enrique Santos Discépolo, el compositor argentino que escribió “Que el mundo fue y será una porquería”, como ya se sabe. En el 506 y en el 2022 también. “Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafa’os”.
No ha perdido ninguna vigencia esta visión trágica de la sociedad, razón por la que en esta campaña presidencial hay algunos muy contentos porque encontraron un lugar donde pueden invertir valores y ejercer su doblez. En el siglo XXI, la campaña del candidato del Pacto Histórico es un despliegue de maldad insolente, ya no hay quién lo niegue. Viven revolca’os en un merengue y en el mismo lodo, Benedettis, Pradas, Noriegas, Velazcos y Claras, todos manosea’os. Con Roy Barreras, pero sin barreras.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que Santos. “Todo es igual, nada es mejor”, lo mismo un Roy que un Antanas. “Los inmorales nos han iguala’o”. Da lo mismo que sea cura Hoyos que pastor homofóbico Saade. O un Rudolf Homes neoliberal que un Timochenko comunista. Todos viven en la impostura y todo vale en su ambición.
“¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón”. Mezcla’os los Samper, da lo mismo el escritor que el presidente del 8.000, o el humorista que ve en Petro una especie de faro gentil. Se mezclan guerrilleros inconfesos y ladrones de cuello blanco.
Todos igual, con curules, con maletines forra’os. Unos guardan sus caletas con armas que no entregarán y otros con billetes que nunca explicarán. Hoy lo mismo son los votos del Clan del Golfo que los que se conversan en la cárcel a cambio de no extradición. Lo mismo los votos de centro izquierda que los que obligue el ELN. Todos mezcla’os.
Aquel amor guerrillero que cautivó periodistas, Patricias, Lauras y Jimenas hoy las hace ver a su caudillo como un gran señor. Sueñan con Petros, Benedettis y Barreras como si fueran Gandhis, Mandelas o Mujicas. Todo es igual. Ya no es solo cuánto tienes cuánto vales, hoy lo que importa es llegar. Hoy da lo mismo cómo o con quién.
El “cambio”. pic.twitter.com/lFRdbMOFmw
— Andrés Forero CD #1️⃣0️⃣1️⃣ (@AForeroM) June 11, 2022
No importa si no reparan víctimas, ni confiesan crímenes. Hoy vale más que reparchen verdades. “De los cambalaches se ha mezcla’o la vida”. No es lo que ves, No es lo que parece, cada pillada vendrá con salida, con su sarta de mentiras. ¿Déjame explicarte, por qué me vigilas? La culpa es tuya por averiguar. Eres el responsable por descubrirme. Todo al revés. “Dale nomás, dale que va”.
Siglo XXI cambalache problemático y febril. “El que no llora no mama y el que no roba es un gil”. El pragmatismo ha rebasado los principios, a los románticos ya no les importa verse en calzas prietas para explicar por qué ahora aceptan el autoritarismo si es el de Petro, o aprueban las malas compañías si son con Petro.
O justifican las malas prácticas si son de los petristas. Todo lo que han criticado a los politiqueros tradicionales hoy vale si están con ellos. Hoy a los petristas no les importa de dónde viene la plata, lo importante es que llegue a su campaña. Ni de dónde vienen los votos si llegan a engrosar sus cifras. Sea la gata, sean parapolíticos o sean los corruptos prisioneros.
El Pacto de la Picota es perdón social porque lo propuso Petro. El socialismo del siglo XXI promete ser problemático y febril por que parece que Petro ya no tiene como su canción Imagine de John Lennon sino que adoptó la del mayor de los Danieles, Cambalache de Santos.
A los mamertos de todos los pelambres que saben “Que allá en el horno nos vamos a encontrar” no les importa hoy la moral, ni la ética, ni la decencia. Ellos ya saben que la moral Leninista es la que rige, según la cual lo bueno es lo que le sirve a la revolución. Allí hoy “a nadie importa si naciste honrado”. Para sumar votos tienen claro que “es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley”.
Da lo mismo recibir bolsas de dinero que tratar de mover dólares metiéndose en Honduras. Da lo mismo recibir aportes irregulares de empresarios que perder maletines con dinero en efectivo en los cafés. Da lo mismo tener escondites millonarios en su apartamento que recibir millones al borde de la playa. Todo es igual. “Los inmorales nos han iguala’o”. “Que el mundo fue y será una porquería”, ya lo sabemos y parece que ya lo aceptamos indolentemente.
FUENTE LAS2ORILLAS.CO