JÓVENES CUBANOS EN CONTRA DEL RÉGIMEN.

Por: Maria Fernanda pacheco
La crisis que atraviesa el pueblo cubano a causa del atraso y represión que se han venido desarrollando durante décadas en la isla es inimaginable.

Han pasado varios días desde que iniciaron las protestas lideradas principalmente por jóvenes, que reclaman por distintos medios un cambio a las condiciones socioeconómicas y la caída de un  régimen que los ha oprimido y maltratado desde el inicio de las manifestaciones. Aunque existen diversas opiniones acerca del rumbo de la isla, es innegable que estás nuevas generaciones se han desmarcado en un gran porcentaje de un proyecto político de índole socialista. Considerando, que han sido las principales afectadas de la pobreza, desigualdad, y de un proyecto de vida fallido desde hace más de 30 años, a causa de un régimen que solo se ha limitado a lucrarse y mantenerse en el poder de forma indefinida.

Ellos no tienen la conciencia de una supuesta “transformación y beneficio que ha traído  el régimen castrista a Cuba en las primeras décadas”, por el contrario, han sido espectadores del detrimento de la isla, y de la negligencia del gobierno en ofrecer oportunidades reales de cambio, de desarrollo profesional y de estabilidad económica. Son generaciones que buscan participar activamente de las decisiones políticas y sociales de su territorio, que desean luchar en contra de la escasez de medicinas y alimentos que se han presentado en la isla hace varias semanas, de la dificultades para acceder a herramientas digitales y de los obstáculos laborales que han tenido que atravesar para garantizarse un futuro diferente al que han tenido que sufrir sus padres y abuelos.

Es innegable como ha despertado el pueblo cubano a décadas de maltratos, corrupción y desigualdad. Son conscientes de que la problemática no es debido únicamente al bloqueo económico por parte de los Estados Unidos a la isla.  Conocen y saben de los cambios que son fundamentales internamente para que se dé comienzo a un periodo de desarrollo real, sin represión, sin un Estado que no deja que el individuo salga adelante, que detiene el progreso y el emprendimiento, que limita la comunicación y el arte,  y que se enriquece a costa del silencio y sufrimiento de su pueblo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *