El Espectador cae nuevamente en el activismo infundado

Los medios de comunicación tradicionales están buscando nuevos espacios para llegar a públicos que antes no tenían. Para El Espectador se ha convertido en un reto que lo ha llevado a relegar el rigor periodístico, la veracidad y la objetividad a un segundo plano en aras de ganar audiencia sin importar la calidad de sus contenidos o si los mismos dañan el buen nombre de una persona o una familia.

La redacción judicial de este periódico, que está a punto de dejar de ser uno, publicó una nota “investigativa” en la que al periodista José David Escobar Moreno se le nota la intención de unir con pinzas una historia con el fin de dañar a una persona. La nota se titula “El inédito expediente que implica a los hermanos Carlos y Edward Mattos”, en la misma habla sin pruebas de una investigación por paramilitarismo al empresario Edward Mattos que no ha prosperado en la Justicia y mezcla sin ningún pudor el proceso judicial que ya terminó de manera favorable para Carlos Mattos, olvidando mencionar, entre otras muchas cosas, que España negó la extradición del empresario.

¿El activista Escobar Moreno tiene pruebas para afirmar que la familia Mattos es un “clan con un poder” en el Cesar fruto de vínculos con el paramilitarismo o actividades ilegales? Evidentemente no, pues la justicia no ha proferido fallo que culpe a un miembro de la familia, Edward Mattos, de ser paramilitar o tener vínculos con paramilitares y demás cosas que le indilga el redactor judicial de El Espectador. Por otro lado, qué tiene que ver el hacer de Edward Mattos con las actividades prósperas y totalmente lícitas de su hermano Carlos, ¿estará tratando el activista Escobar Moreno de juzgar desde un medio de comunicación a una persona solo por ser familiar de? Acaso eso no va contra toda ética periodística?

Lo que queda claro es que el escrito de José David Escobar es tendencioso, con el objetivo de dañar el buen nombre de Carlos Mattos y de su familia, ¿Qué interés hay detrás de esto? Es la pregunta que queda después de leer la nota que El Espectador permitió divulgar sin ningún tipo de control. Una lástima por El Espectador. Peligra el hecho de que las futuras generaciones de periodistas tomen como referencia estos pasquines que solo buscan dañar la reputación de las personas.

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