El bazar de la Justicia
Las grabaciones recientemente reveladas, en las que se da cuenta de la forma como Eduardo Montealegre y su segundo Jorge Fernando Perdomo, daban instrucciones para torcer el rumbo de delicados procesos penales en la fiscalía general de la nación, no pueden quedar en el olvido.
Para nadie es un secreto que ese par de individuos, profesionales del tráfico de influencias, fueron fichas clave del nefando ‘Cartel de la Toga’. Durante los casi 6 años en los que ellos ejercieron control sobre la fiscalía general, la corrupción y el desgreño fueron los que realmente gobernaron.
Los audios en cuestión, que fueron revelados por la revista ‘Semana’, hacen referencia a una orden impartida por Montealegre y Perdomo en el sentido de que una subalterna de ellos debía revocar una orden de captura expedida en contra de un oscuro empresario.
Se trata de Luis Gonzalo Gallo, un sujeto conectado con políticos importantes como el presidente Pastrana y Luis Alberto Moreno, entre otros.
La fiscal Sonia Velásquez libró una orden de captura en contra de Gallo, razón por la que se pidió que la policía preparara un operativo para efectos de dar con el empresario.
Faltando pocas horas para que iniciara el procedimiento, el entonces director de la policía, el muy cuestionado general Rodolfo Palomino, llegó a su casa con el propósito de persuadirla para que suspendiera la orden de captura, presión ante la que la valiente fiscal no sucumbió.
Al día siguiente, el mensaje -que en la práctica era una orden- llegó desde las oficinas de Montealegre y Perdomo.
Afortunadamente, el hecho quedó grabado y el contenido de las comunicaciones es inequívoco, razón por la que no hay camino distinto que el de acometer la respectiva investigación penal en contra de los involucrados.
El proceso de Perdomo se adelantará en la fiscalía y el del cuestionado Montealegre en la comisión de acusaciones, célula que tendrá el desafío de emprender la investigación con rigor, pero sobre todo con celeridad.
Lo cierto es que urge una correcta y pronta administración de justicia en contra de Montealegre y Perdomo. El del empresario Luis Gonzalo Gallo es una pequeña muestra del monumento a la corrupción que ese par de individuos erigieron en la fiscalía general, razón por la que la investigación que se iniciará contra esos polémicos exfuncionarios debe trascender el caso específico de Gallo, e ir mucho más allá con el propósito de esclarecer y castigar todos los delitos que cometieron esos individuos que tienen una insoslayable responsabilidad en la compraventa de decisiones judiciales, escándalo que liquidó la poca confianza que aún depositaba la sociedad en la justicia de nuestro país.
Por el bien de la democracia, Montealegre y Perdomo deben ser rigurosamente castigados dado que ellos defraudaron a un país que les confió la gran responsabilidad de administrar a su principal organismo de investigación.