La vendetta de las FARC

En las Farc, como en cualquier otro cartel del narcotráfico, existen los ajustes de cuentas. Entre hampones y mafiosos, los conflictos se dirimen con balazos y dinamita.

Ha sido revelada una carta que el terrorista Henry Castellanos, alias ‘Romaña’ pone en evidencia delitos gravísimos que continúan siendo cometidos por los miembros de las Farc, con posterioridad a la desmovilización de ese grupo criminal.

En la misiva, ‘Romaña’, que lidera el tráfico de estupefacientes de la guerrilla con los capos ‘Sántrich’ e ‘Iván Márquez’, les enrostra a sus antiguos compinches que él tiene pruebas en su contra respecto de conductas gravísimas que son suficientes para ser expulsados de la JEP.

La acusación de ‘Romaña’ es extremadamente grave. Según él, el grupo terrorista escondió oro en Cuba y los jefes de esa banda adquirieron inmuebles que no han sido entregados para la reparación de las víctimas.

‘Romaña’ se refiere a fincas adquiridas por el ahora senador de las Farc, el genocida y violador de niños alias ‘Carlos Antonio Lozada’ o ‘Tornillo’ y a renglón seguido propuso un tapen tapen, invitando a sus colegas en el mundo del crimen a hacer un encubrimiento mutuo.

La propuesta del terrorista es simple: los cabecillas de las Farc que están en el congreso dejan de atacarlos públicamente y a cambio, él –‘Romaña’- no abre su boca: “Respetémonos y cuidémonos los unos con los otros, porque de todos lados hay rabo de paja. Qué tal que nos pongamos a recordar el envío de cositas con el hijo de Federico ya estando en la etapa inicial del proceso de paz (recuerda lo que me contó en el campamento de Santo Domingo muy contento porque iba a coronar y no era precisamente a la reina de Colombia) o que tal (sic) que nos pusiéramos a hablar un poco de las causas de las muertes de varios comandantes, o que hiciéramos las cuentas sobre el oro, los millones de dólares y otros que personalmente le entregué a Carlos Antonio en tiempos de la Conferencia”.

En la catilinaria de ‘Romaña’, se encuentra una relación de bienes, centros vacacionales y, lo que es más delicado, armas que las Farc aún tienen escondidas en Bogotá, elementos que están bajo el control del jefe terrorista ‘Carlos Antonio Lozada’.

Ese documento, que es una verdadera confesión de parte, debe servir como evidencia plena que desemboque en la expulsión de los cabecillas de las Farc de la JEP, la pérdida de sus beneficios y, por supuesto, su extradición a los Estados Unidos, toda vez que se hace referencia directa a un envío de cocaína a los Estados Unidos.

El nuevo presidente de la JEP, Eduardo Cifuentes, debe dejar de lado su militancia en la extrema izquierda y tomar cartas en el asunto. Para nadie es un secreto que se tribunal ha servido como antro para encubrir a los terroristas, situación que ha desembocado en un rechazo generalizado por parte de la sociedad colombiana.

Así mismo, los cabecillas de la banda terrorista deben ponerle la cara al país y explicar las delicadas revelaciones de ‘Romaña’. Igualmente, las autoridades judiciales tienen la obligación con el país de ubicar los bienes a que se hace referencia en la comunicación y proceder, cuanto antes, a su incautación.

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