SE CREYERON VIVOS LOS BOBOS

Los pueblos indígenas poseen una enorme riqueza; nos enseñan el respeto por todas las formas de vida; aportan sabiduría, traen del pasado formatos culturales y herencias, que son ejemplo para la supervivencia de la humanidad.

El censo de población y vivienda del año 2018, señala que un 1.905.617 son indígenas que equivale a un 4.4 % de la población; son propietarios de más de 33 millones de hectáreas; se encuentran asentados en 115 pueblos indígenas en 31 departamentos del país. Los pueblos indígenas no han sido ajenos al derramamiento de sangre y a la violencia que ha existido en nuestro territorio. La violencia contra ellos data desde la primera llegada de Cristóbal Colón América en 1492, prosiguió en  la época de la conquista hasta nuestros días al convertirse al mismo tiempo en víctimas y victimarios del conflicto armado interno, en la lucha por la tierra por el narcotráfico y las bandas criminales.

Los líderes de las comunidades ancestrales, han degenerado la protección de sus pueblos y hoy ellos son víctimas por ceder espacios a grupos criminales, en los cuales ya no se diferencian indígenas decentes, lo dijo Vitonás, un desertor de las farc e indígena: ser de las farc e indígena viene a ser lo mismo, en eso se han convertido. Es por eso que en nuestro país es un deshonor reconocer raíces indígenas, no incentivan ningún sentimiento de orgullo en los colombianos, no protegen su cultura, sus raíces su maneras ancestrales sino que promueven la delincuencia, el narcotráfico, la minería ilegal y el odio al gobierno, sea el que sea.

La minga indígena que pretendía tener un diálogo directo con el presidente de la república como en otras ocasiones había ocurrido, tenía como propósitos el de imponer la agenda de las FARC y el ELN. Y también pretendían mostrarse como falsas víctima de un mal que ellos mismos provocan como las desapariciones, violaciones, hurtos y desarraigos.

Por eso el gobierno envió al departamento del Cauca una comisión para hablar con los líderes indígenas que no se prestan para el juego de las FARC, con lo que sí protegen sus pueblos. Sin embargo, el brazo político de estos grupos criminales intentó estigmatizar la acción del gobierno y el diálogo transparente que sin dilaciones oportunamente denunció que la mal llamada minga estaba infiltrada por las guerrillas y que se trataba de un acto politiquero de algunos activistas de la oposición con fines electoreros.

Aún así la minga cumplió con sus objetivos de hacerle un falso juicio político ante miles de personas en la Plaza de Bolívar y como siempre, desinformar al mundo.

La “jugadita” de la minga de no dialogar con el gobierno el Cali, levantarse de la mesa e ir a contagiar de covid a quienes se encontraban con ellos denota el carácter politiquero con fines desestabilizadores de los falsos líderes indígenas.

Pese al show de la minga, los grandes ganadores de este pulso resultaron siendo los colombianos pues con la operación RESPLANDOR II, se destruyeron 63 laboratorios de coca que si van a terminar protegiendo a los pueblos indígenas de bien, y a los colombianos que les interesa acabar con el flagelo de la droga en el que nos Santos nos dejó metidos.

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