¡Dejen el cuento de la Ñeñepolítica!

El sensacionalismo de los medios de comunicación tradicionales, es cada vez más aberrante. No habían terminado de conocerse las primeras transcripciones de las conversaciones telefónicas de José Guillermo Hernández, conocido como el Ñeñe, cuando ya se estaba prefabricando un desproporcionado escándalo nacional.

Nadie puede negar la delicadeza del contenido del documento en el que ese sujeto habla con una mujer desconocida, sobre posibles movimientos de dinero de cara a la segunda vuelta presidencial de 2018. Pero antes de sacar conclusiones, es perentorio que se conozca el audio del que emanó el informe de dichas conversaciones.

Desde su finca en el departamento de Córdoba, el presidente Uribe le salió al corte al asunto. En su cuenta de Twitter, escribió “Periodista me confirma que la transcripción corresponde a Caya Daza (María Claudia Daza), de mi UTL, que se cotejen los audios. De parte de ella, sería un abuso mayor con el Presidente Duque y su transparencia, y con mi persona que he luchado con toda pulcritud”.

En esto no puede haber debilidad ni ambivalencias. Además de la señora Daza, aquellas personas, sean quienes sean, independientemente de su cercanía al gobierno o al uribismo, que hayan pedido recursos para la campaña presidencial, por fuera de los protocolos establecidos por la misma, deben ser llevadas a la justicia y castigadas severamente.

Si aparece el audio de la cacareada charla del Ñeñe y se logran confirmar las sospechas del presidente Uribe, ella debe recibir todo el peso de la justicia, pues en la charla, está confesando la movilización de una muy gruesa suma de dinero con un propósito ilícito.

Nadie duda de la honorabilidad y transparencia de Uribe y de Duque. En entrevista con Vicky Dávila, el jefe del uribismo, no dudó en ratificar la honorabilidad del mandatario colombiano, al decir que él pone las manos en la candela por la persona de Iván Duque.

Hay que aplaudir la valentía y la verticalidad con la que el presidente de la República está enfrentando esta situación. En reciente declaración ante periodistas, el primer mandatario dejó en claro que su campaña se financió de forma transparente, respetando unos procedimientos rigurosísimos fijados por el gerente de la misma, Luis Guillermo Echeverri.

Respecto del ÑeñeHernández, el presidente dijo haberlo conocido, pero descartó cualquier grado de amistad íntima con aquel sujeto. Recordó que su padre, el exregistrador y exministro Iván Duque Escobar, fue amigo de Aristides Hernández, progenitor del Ñeñe y que aquella fue la razón por la que lo conoció, hace cerca de 4 años.

La legitimidad de la elección de Duque no puede ser cuestionada por esta situación. Que ventilen de una vez por todas las 25 mil interceptaciones que las autoridades realizaron a las comunicaciones del Ñeñe, para saber realmente de qué se trata este asunto y determinar quiénes eran las personas que hablaban con ese individuo, para efectos de asignar las responsabilidades -si es que las hay-, de manera individual.

Obviamente la extrema izquierda, esa misma que se ha hecho la de la vista gorda frente al video de Petro recibiendo gruesos fajos de dinero, utilizará este episodio para obtener réditos políticos y tratar de arrinconar al presidente de la República. Si aquel va a ser el planteamiento de la oposición, el uribismo y la coalición de partidos que lo acompaña, no puede ser inferior al desafío.

Habrá que hacerle frente a la situación con ardentía y determinación, porque la única conclusión cierta que se puede obtener a estas alturas, es que Iván Duque y Álvaro Uribe, son dos personas honorables, que hacen política cabalgando sobre las ideas y no sobre billetes como los que tanto seducen a sujetos como Gustavo Petro.

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