A Merlano le espera una temporada en Venezuela

Se ha desatado un debate innecesario respecto del futuro de esa delincuente. Es natural que Colombia, que no reconoce a la satrapía liderada por Nicolás Maduro, avoque los tramites a que haya lugar ante el gobierno legítimo del vecino país, en cabeza del presidente Juan Guaidó.

Primero, es menester que la Corte Suprema emita la respectiva solicitud de extradición, para que la cancillería de nuestro país, que funge como mensajera, le haga entrega del requerimiento a su contraparte.

Pasadas unas horas de la captura de Merlano, se supo que la exsenadora había sido imputada ante la “justicia” chavista por los delitos usurpación de identidad, uso de documento falso y asociación para delinquir. Es evidente que esa mujer pasará una temporada en una cárcel venezolana y una vez cumpla la sentencia que seguramente le será impuesta, la dictadura -si aún continúa usurpando el poder-, no tendrá alternativa distinta a expulsarla del país.

El gobierno colombiano ha obrado con coherencia. Estúpido sería que la cancillería colombiana estableciera contacto alguno con los miembros del régimen dictatorial y criminal que lideran Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino.

Las autoridades de nuestro país están procediendo de manera acertada. El presidente Guaidó, seguramente hará lo que esté a su alcance para procurar la entrega de Aída Merlano, pero tendrá una dificultad insuperable: la oposición de la dictadura.

Maduro, ese mismo que ha convertido a Venezuela en refugio de terroristas y narcotraficantes, no tendrá mayor dificultad en brindarle refugio a la corrupta Aída Merlano, a través de procesos penales fantasiosos con los que justificará la retención de esa mujer, con el fin de amedrentar a la dirigencia colombiana con las supuestas confesiones y revelaciones hechas por ella.

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