Manifestaciones sí, pero no así

Por: Benedicto Truman.

Las recientes manifestaciones estudiantiles, que por estos meses se repiten año a año, pone de sentado el ejercicio libre del derecho a la concentración para manifestarse públicamente. La libertad que conlleva tal práctica tiene inscrito una serie de responsabilidades cívicas que implica el reconocimiento ciudadano de los otros, del derecho de los otros a la educación, a la movilidad, a una vida digna. Más allá de los derechos que puedan invocarse para motivar las concentraciones y de aquellos relacionados con quienes se ven afectados por las protestas, está la cuestión de las afectaciones de la vida cotidiana, personal y económica de los afectados por las movilizaciones ciudadanas. No se trata de poner a reñir derechos y de enfrentarlos en una querella jurídica, como sí de hacer conciencia de hasta donde la libertad de unos constriñe y afecta las libertades de otros. Libertad y responsabilidad van de la mano.

Las movilizaciones que han tomado lugar en Bogotá en las últimas semanas han estado motivadas por el pedido al Gobierno Nacional para que respete los acuerdos pactados en diciembre pasado y no se tome de los dineros consagrados a la educación para cubrir otros rubros. Siendo así, las exigencias del estudiantado colombiano son legítimas toda vez que propenden por el mejoramiento de las condiciones y características del sistema educativo colombiano. Exigencias que se ven empañadas por actos de violencia, infiltraciones de grupos armados y que causan terror en la ciudadanía, por el detrimento en la movilidad ciudadana y las afectaciones a la vida cotidiana de miles de estudiantes y ciudadanos del común.

Brotes de violencia y daños en propiedad privada pública y privada y hasta adoctrinamiento son componentes de la ecuación desbalanceada de la protesta ciudadana. Como aquellos que fueron registrados en video, cual mostraba a unos grafiteros produciendo su arte en un articulado de Transmilenio mientras éste llevaba pasajeros a bordo. O los ataques con papas bombas a unos locales comerciales y entidades financieras, en los que resultó herida una mujer en medio de las protestas de septiembre pasado a su paso por la calle 72. También los registros audiovisuales que enseñan a varios milicianos violentos mientras se proponen infiltrar las manifestaciones ciudadanas al tiempo que dan cátedra de como preparar explosivos.

Casos que empañan las lícitas intenciones de un pueblo y un estudiantado para dialogar con el gobierno Duque, gobierno en el cual se han otorgado la mayor cantidad de recursos para la educación como nunca antes sucedido, gobierno que ha mostrado vocación dialogal con estudiantes, indígenas, y centrales obreras.

Pero no sólo se trata de las afectaciones en contra de la ciudadanía en general. Son los mismos estudiantes de educación superior los que se han visto perjudicados por las movilizaciones estudiantiles. Hay que hacer memoria de las protestas y el paro estudiantil del año anterior que casi causó la pérdida del semestre académico y trastocó los calendarios escolares. Estudiantes de escasos recursos que vienen de fuera a estudiar a Bogotá son directamente afectados por este tipo de contingencias pues se ven obligados a invertir en su manutención mientras no hay clases y peor aún deben invertir aún más dinero en su estadía porque los calendarios se prolongan. O el caso de madres solteras que en las fechas de vacaciones en que sus hijos no van a la escuela deben destinar tiempo para reponer las clases perdidas y restarle tiempo de calidad a sus familias

Sirva este espacio para hacer un llamado a los manifestantes a tomar conciencia de su libertad y por tanto de su responsabilidad para con el país, sus pares académicos y los habitantes de la ciudad. No sólo la cuestión de que el derecho de uno va hasta donde empieza el derecho del otro, sino la cuestión misma de la solidaridad ciudadana y humana para con nuestros iguales que son afectados y se ven obligados a sufrir las consecuencias de las legítimas pretensiones por las que se lucha, aunque se enmarca en métodos no tan sanctos. Hay que recordar que el FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS

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