La paranoia de William Dau, candidato de Cartagena
En la actual coyuntura electoral, que atraviesa el país, la creación de encuestas es una práctica usual, aquí y en cualquier parte del mundo. Las encuestas permiten, de manera aproximada, captar la situación política de un territorio determinado. Captar la popularidad que tienen múltiples candidatos enfrentados dentro de una contienda electoral. Insisto, de manera aproximada. Permite a los ciudadanos observar todo el panorama político. Cómo está su candidato de preferencia y cómo están los contrincantes. A las campañas políticas les interesa que se sondee constantemente. Van mal, van bien, han avanzado, retrocedido, se han estancado. A partir de lo que digan los ciudadanos los candidatos buscarán mejorar sus campañas.
No obstante, existe un escepticismo exacerbado, en los últimos tiempos, por las encuestas. Escepticismo que emerge y acrecienta por coyunturas como el plebiscito por la paz en Colombia, la elección de Donald Trump en Estados Unidos o el Brexit. La conclusión, que parte del más crudo simplismo, es afirmar que las encuestas, al no haber predicho correctamente la realidad electoral posterior engañan. Una postura que no pueden defender sino aquellos que, ignorantes del funcionamiento real de una encuesta, apelan a ideas sencillas para no analizar profundamente la realidad. O, por otro lado, a los sectores políticos que no les beneficia el sondeo de su popularidad, por medio de una encuesta.
Para este último caso, William Dau, candidato a la Alcaldía de Cartagena, encaja perfectamente. Apoyado en teorías conspirativas le resta legitimidad al mecanismo de las encuestas por el simple hecho de no aparecer con un mayor porcentaje. El niño que, con sus amigos, juega un partido de fútbol, pero los acusa a todos de tramposos si él no mete goles.
Más allá de teorías conspirativas, la ciencia política y la sociología han avanzado, en comprender el comportamiento del votante. Una de estas teorías, muy reciente, es la del voto vergonzante. El votante no dice la verdad, en las encuestas, por la vergüenza que le genera su preferencia política. El contexto juega un papel muy importante. Si la mayoría de mis amigos van por el candidato fulanito, es más difícil para mí afirmar abierta y categóricamente que voy por el enemigo de fulanito. No es que las encuestas engañan, es que una encuesta no es un mecanismo divinizado totalmente certero. Si el señor Dau deslegitima las encuestas porque, según él, no miden la realidad íntegramente, solo le está pidiendo una cosa imposible a las encuestas. Los sondeos de opinión son solo una aproximación, no un espejo de la realidad. Las conspiraciones, fake news, señor Dau, no le convienen a esta campaña política.
Es francamente jocoso que el señor Dau deslegitime públicamente las encuestas por el simple hecho de que no aparece en ellas con un alto porcentaje de popularidad. La pregunta sería: ¿si mañana las encuestas reflejan que usted es ahora el más opcionado a ganar la alcaldía, usted seguiría afirmando que son una simple manipulación? ¿O en ese caso ya no aplicaría el ataque?
Para un candidato que no reside en Cartagena es harto difícil conocer realmente las preferencias actuales de los ciudadanos. Su campaña, principalmente, se centra en la cuenta personal del señor Dau. Por supuesto, la mayoría de las personas que den me gusta a su página lo apoyarán. Pero es que su Facebook no engloba toda Cartagena. Quizá el señor Dau no sea consciente de la burbuja en la que vive. No creo conveniente que la ciudad de Cartagena deba entrar en esa burbuja.