Rubén Darío Correa: el ‘judío errante’ del uribismo en Ibagué
Durante el viacrucis, con la pesada cruz a cuestas, la sed hizo que Jesús se detuviera frente a un judío que tomaba agua. Después de negarle un sorbo, despreciarlo y ordenarle seguir su camino, Jesús le dijo: «Yo descansaré muy pronto, pero tú vagarás sin rumbo fijo hasta que yo regrese a este mundo».
Precisamente así, «vagando y sin rumbo fijo», se encuentra hoy el periodista Rubén Darío Correa, aspirante a la Alcaldía de Ibagué, quien creyó que por su cercanía con el expresidente Álvaro Uribe Vélez tenía en el bolsillo el codiciado aval del Centro Democrático, sin necesidad de someterse a los rigurosos mecanismos de selección implementados por el partido para evaluar a sus precandidatos en todo el país.
La molestia de Correa fue tan grande al darse cuenta de que no tenía oportunidad de ganar la consulta interna que, tras irse denunciando falta de garantías, en la ciudad aún recuerdan los insultos que lanzó en contra de Uribe, así como la altivez con la que descalificó a las directivas del Centro Democrático, en cabeza de su directora nacional, Nubia Stella Martínez, quienes por consenso decidieron apoyar la candidatura del empresario Leonidas López.
Justo en ese momento, Correa se volvió un ‘judío errante’ del uribismo: aquel que jamás volverá a entrar en los afectos del expresidente, y que vagará eternamente en el olvido, porque irrespetó algo que él defiende públicamente con orgullo: su partido político.
El rumbo de Correa hoy no solo es incierto sino también errático, porque salió tan resentido del CD, que terminó tocando las puertas del Partido de la U: facción política hoy alejada del uribismo, la cual tampoco quiso recibir a este desesperado ‘judío errante’, quien tuvo que sentarse a negociar con la ASI un costoso aval, que no es otra cosa que un respirador artificial para darle algo de tiempo extra a su moribundo futuro político.
Y es que a pesar de ser un periodista con trayectoria, Correa tiene una desprobación bastante alta en Ibagué debido a su polémica forma de hacer periodismo, por lo que en los barrios goza de muy poca aceptación.
Muchos ciudadanos no olvidan que durante la administración de Luis H. Rodríguez, Rubén Darío Correa calló ante los actos de corrupción de esa administración, que terminaron con la captura del exalcalde por cuenta del multimillonario robo de los recursos para la construcción de escenarios deportivos de los Juegos Nacionales 2015.
La razón del cuestionado silencio de Correa fueron los jugosos contratos que tenía con la administración municipal de Ibagué, por concepto de publicidad para su programa radial.
En Ibagué hoy ven inviable la candidatura de Correa, porque no cuenta con la estructura política ni los recursos para financiar su campaña, ya que los empresarios tampoco lo apoyan; además, por su carácter conflictivo, le queda prácticamente imposible hacer alianzas con otros candidatos o sectores políticos.
Así las cosas, Correa no solo tiene una pésima relación con Leonidas López, quien desconfía de él porque sabe que quiere ‘hacerle el cajón’ y boicotear su candidatura en el CD; sino también con los hermanos Jaramillo -Guillermo Alfonso (MAIS) y Mauricio (Liberal)- y con los líderes regionales de Cambio Radical: los también hermanos Emilio y Rosmery Martínez.
Ahora, con el costoso aval de la ASI en la mano, Rubén Darío Correa anunció que dejará su espacio radial en La Cariñosa, de RCN, el próximo 25 de julio (2 días antes del cierre de las inscripciones de candidatos) para dedicarse a su campaña.
Sin embargo, muchos consideran que esto sería un grave error del periodista, porque después de haber cuestionado tan duramente a Uribe y al Centro Democrático sus posibilidades y respaldos son prácticamente nulos, razón por la cual terminará como está hoy: «vagando y sin rumbo fijo», como un ‘judío errante’, en medio de su obsesión por ganar la Alcaldía de Ibagué.