Colombia, más emociones que razones en torno a Iván Duque

Ha llegado el momento de hacer un examen de conciencia profundo sobre nuestro modus vivendi y comenzar a reflexionar sobre lo que se ha vuelto costumbre. A través del análisis de nuestra historia hemos visto cómo han ocupado la primera magistratura, personas del calibre de Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Michelssen, Julio César Turbay Ayala, Álvaro Uribe Vélez, por no irnos más lejos, con todos los pergaminos y experiencia para en su momento elaborar una excelente plataforma gubernamental, personalidades que desempeñaron diversos cargos que les permitiría garantizar una excelente gestión. Pero solo basta mirar con detenimiento los críticos del momento para mirar que las pólizas eran implacables, que los tildaban de excelsos politiqueros de turno con cero asertividades en su desempeño.

Solo hace unos meses uno escuchaba en distintos escenarios la fatiga existente con la clase política y hasta en las universidades se arengaba el reclamo por alguien que no estuviera contaminado del régimen político y todo lo que conlleva ello.

Una vez transcurridas las elecciones, se eligió al Dr. Iván Duque Márquez, quien si bien es cierto no transitó en los difíciles laberintos de la política colombiana, tiene pleno conocimiento de lo que significa la administración pública. No será que tenemos una raza proclive a la destrucción del gobierno de turno, unos porque son politiqueros y otros porque no. Que no nos gusta quien este por uno o por otro motivo y paralelo a ellos, actores políticos incendiarios que por capturar algún sector de la opinión pública, lanzan, incriminan y calumnian para lograr este objetivo.

Colombia es un país que tiene dificultades estructurales complejas y adicionalmente garrafales errónea de sus antecesores, que han sido suficientemente ilustrados y que no es el propósito de estas letras. “Dejemos el embeleco que el presidente no sabe para donde va.”

En un país medianamente claro en sus ideas, a nadie se le ocurría hacer manifestaciones a los pocos días de su posesión y entablar una interlocución cargada de odios. Aquí no solo el presidente de la República será juzgado por las próximas generaciones, también lo serán los partidos, la Rama Judicial, El Congreso y desde luego los medios de comunicación (cuarto poder) quienes olvidan que aquí hay división de poderes y que no solo el ejecutivo es quien elabora la arquitectura institucional del país.

Ya le corresponderá al presidente de la República, evaluar en qué cartera debe reformular políticas o en su caso revelar funcionarios, eso es de su fuero personal. En ese orden de ideas lo mesurado es acompaña al presidente, desactivar tanto odio oprobioso, tender puentes internacional.

De nada sirve ingresar a la OCDE, si lo que existe en nuestro país es de todo, menos buenas prácticas. Los maquillajes como en las mujeres se caen muy rápido.

No caigamos en la mezquindad denigrando del gobierno de turno, atajando para que dentro de 3 años quede el que nos conviene, si no construimos un consenso real, sin engaños, si no de verdad incluyente o de lo contrario, los días que se nos vendrán serán muy oscuros, esté quien esté en la presidencia.

Vergüenza debe darnos el país que le estamos dejando a nuestros hijos y como lo señaló JFK, «no pidamos que puede hacer nuestro país por nosotros, sino nosotros que podemos hacer por nuestra Colombia».

Por: Fernando Lozano

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