Se afianza Maduro, a la vista de todos

Otro proceso fraudulento en Venezuela deslegitima aún más la ilegal presidencia de Nicolás Maduro. Su régimen se queda con 304 de los 335 concejos municipales en las elecciones del 9 de diciembre y con eso logra un mayor control sobre los recursos del Estado y de la ciudadanía. El masivo éxodo que –se estima– ronda los 4 millones de venezolanos dispersos por todo el mundo, 1 millón de ellos en Colombia, promete una nueva oleada.

Esta es una nueva razón más para romper relaciones con la dictadura, pero también para que toda la región acentúe las acciones que derroten, de una vez por todas, esa tiranía peligrosa para su pueblo y todo el continente. Eso permitiría que los venezolanos recuperen la nación y no atraviesen más el difícil camino de la migración, que en muchos casos se hace de manera ilegal por el hambre, la crisis humanitaria y la negativa del gobierno socialista de brindar los servicios de identificación de manera oportuna.

El presidente Iván Duque prometió que desde el 10 de enero de 2019, cuando Maduro se proclame como mandatario para el período 2019-2025, se terminarán las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas. Ese es apenas un paso. La masiva salida de venezolanos ha creado una especie de corredor humanitario único en la historia de Latinoamérica y parte de él cruza Colombia. Pero allí sigua Maduro.

El Grupo de Lima también ha emitido sus acuerdos, esos que condenan la violación de derechos humanos, además de desconocer la fraudulenta celebración de los últimos 3 procesos electorales celebrados en ese país antes del domingo (asamblea constituyente, gobernaciones y presidencia), mientras que Estados Unidos y la Unión Europea han sancionado a más de 20 altos funcionarios de Maduro, sin que esto haya generado algún revés visible para esa dictadura. Allí sigue Maduro.

Colombia y otros países de Suramérica han atendido a millones de venezolanos que huyen de la crisis. Han hecho uso de recursos propios, donaciones y hasta partidas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que la estadía o tránsito de migrantes sea menos traumática, pero todas esas acciones no han dado en el punto clave. Y es que Maduro sigue en Miraflores.

La ayuda ha sido esencial, pero a esta altura, cuando la dictadura controla absolutamente todo, din que la ciudadanía pueda ejercer sus derechos plenamente, hace falta más que romper relaciones o hacer declaraciones desde Lima. Las sanciones deben ser mayores, para lograr el cambio que toda Latinoamérica necesita. Debe hacerse, antes de que sea demasiado tarde, si no lo es ya.

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