La lucha contra la guerrilla no termina
En 2016 se firmó el acuerdo de paz para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) se desmovilizaran y dieran paso a un nuevo episodio en la vida de la ciudadanía después de 50 años y más de 260 mil muertos, y aunque se veía un nuevo inicio, realmente parece que el ELN toma fuerzas y poco a poco avanza hacia el lugar de la que fue la guerrilla más poderosa del mundo.
Los últimos episodios violentas en las zonas mineras del país así lo indican. Decenas de sus colaboradores han sido detenidos en menos de un mes. El ELN cree tener ahora el poderío, junto a los llamados disidentes de las Farc, que suman fuerzas para levantarse nuevamente. No están dispuestos a dejar Colombia en paz. Quieren que la guerra continúe, que el país no deje de sentir el horror de ser víctima de un conflicto.
Este mismo sábado 8 de diciembre, un grupo de hombres armados incendió 6 vehículos e hirió de varios disparos a un conductor en la vía que va del norte de Antioquia hacia la Costa Atlántica, en un macabro hecho que acentúa justamente el terror y la sensación de que la guerra contra los insurgentes no ha terminado.
Qué más tiene que sufrir el pueblo colombiano para que estos criminales dejen de acecharlo, de perseguirlo, de querer todo a costa de lo que sea. Queda esperar que el Gobierno reflexione sobre si quiere continuar con otros 50 años de sangre o da un paso más para, de verdad, terminar con ese mal.