Glifosato, es la solución desesperada del Gobierno Nacional

Aparentemente las fumigaciones con glifosato en los sembradíos de droga que están erradicados en el país por más de 40 años, es la «solución» desesperada del Gobierno Nacional, pues, desde 1978 se ha implementado este método, sin embargo, se ha llovido sobre mojado y sus resultados han sido fallidos para combatir con eficiencia la principal problemática de Colombia en el transcurso de su historia.

Sólo de 1999 a 2015, se fumigaron 1.800.000 hectáreas, pero las cifras del año 2017 demuestran que el uso del glifosato es una pérdida de tiempo, dinero y peor aún, se puso en riesgo la salud humana y el daño al medio ambiente en vano, ya que, en ese año la coca en lugar de reducir su cultivo, como era lo esperado, aumentó un 11%, según la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca.

Luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump ejerciera presión sobre su homológo Iván Duque, para que éste combata a cabalidad la producción de sustancias psicotrópicas, el ministro de defensa Guillermo Botero, el embajador en Estados Unidos Francisco Santos y el embajador de la OEA Alejandro Ordoñez, coinciden en que vuelvan estas fumigaciones en el país.

Por ejemplo Botero, catalogó la negativa de algunos actores políticos como «doble moral», pues asegura que se utilizan sustancias más peligrosas en la nación, pero muy fácil es ver los toros pasar de lejos ¿Por qué Trump no implementa otras políticas para que EE.UU. deje de ser el país número 1 en consumo de drogas? o ¿Por qué el gobierno de Duque prefiere poner en riesgo la salud de los colombianos y no usa sus fuerzas de seguridad?

Acaso el gobierno no sabe que esta sustancia produce cáncer o no se enteró de la muerte de Fabián Tomasi, símbolo de la lucha contra Monsanto, el sistema de fumigaciones y el uso del glifosato en Argentina. Lo cierto es que se debe buscar otra solución a este problema, quizás reforzar la seguridad y combatir de frente el cultivo de droga, pero no hay razón para rociar de manera masiva, una sustancia que no acabará con el problema pero que si matará lentamente a la sociedad.

Por Andy Moreno

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