El gabinete de Duque, cero mermelada para el Congreso
Una vez pasada la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, y viendo los mal llamados partidos «tradicionales» que el triunfo de Duque era inminente y arrollador, decidieron todos cambiar de bando, abandonar el caballito de la paz y sumarse a quienes han sido sus «enemigos» durante 8 años.
El Uribismo fue prudente, de alguna forma los recibió a todos pero no con los brazos abiertos, contrario a lo que la mayoría esperaría.
Para nadie es un secreto que en este país el Congreso se mueve es por el dinero, los contratos y los puestos, es decir, la burocracia o mejor conocida últimamente, la mermelada. Es así como sobreviven económica y políticamente decenas de congresistas que cuentan siempre con cero voto de opinión, y es asi como el presidente logra el apoyo del legislativo y adquiere la indispensable gobernabilidad.
Mejor dicho, el presidente no reparte ministerios, entidades y contratos entre los congresistas por agradecimiento sino para que estos lo dejen gobernar.
Pero Iván Duque parece estar partiendo en ese sentido la historia de Colombia en dos. Contrario a todos lo pronósticos, Duque no ha designado a un solo ministro de otro partido, y la mayoría de los que ha anunciado son personas técnicas, serias, académicas y que poco o nada han militado en la política. Mejor dicho, salvo contadas excepciones, Duque está armando un gabinete en pro del país y en contra de las maquinarias tradicionales.
Las preguntas que surgen ahora van encaminadas a como va a reaccionar el congreso, de qué van a «vivir» los «honorables» parlamentarios que durante décadas se han atornillado en sus cargos gracias a la burocracia que el presidente de turno les reparte; y la más difícil de responder, cómo va a lograr Iván Duque que ese congreso en su mayoría corrupto e interesado le apruebe todas las reformas que él planea para el país.
Amanecerá y veremos pero por lo pronto, Duque pinta muy bien pero su gobernabilidad no tanto.
Por Carlos Escobar